5. San Martino ai Monti

san martino ai monti Los Cristianos han acudido a rezar aqui desde el siglo III d.C., cuando se reunían en la casa de un hombre llamado Equitus. En el siglo IV, después de que Constantino la libertad de culto al cristianismo, el papa Silvestre I construyó una iglesia, uno de los pocos proyectos que hizo bajo su mandato. De hecho, fue un pontífice tan anodino, que el siglo V se le invento una vida llena de aventuras, con relatos en los que convertía a Constantino, curándole de la lepra y obligandole a cerrar todos lo templos paganos. Su vida ficticia fue posteriormente adornada en el siglo XVIII, mediante la falsificación de un documento en el que Constantino le ofrecía la corona imperial.

La iglesia de este Papa se reemplazó en el 500 d.C. por la de San Simaco, reconstruida en el siglo IX, y transformada por completo en la década de 1630. Del edificio primitivo, sólo se conservan las antiguas columnas corintias que separan la nave central de las laterales. En el interior, los elementos más notables son una serie de frescos de paisaje de la Campagna realizados en el siglo XVII por Gaspare Dughet, en la nave de la derecha.

Los frescos de Filippo Gagliardi, en la nave de la izquierda, muestran el interior del antiguo San Pedro y la iglesia de San Juan de Letrán, antes de que Borromini la remodelará.