4. Obelisco Santa María Sopra Minerva

obelisco santa maria sopra niverva Enfrente de la iglesia está uno de los monumentos más curiosos de Roma, el llamado Pulcino della Minerva. Es una estatua diseñada por el escultor barroco Gian Lorenzo Bernini (y llevada a cabo por su alumno Ercole Ferrata en 1667) de un elefante como base que soporta el obelisco egipcio encontrado en el jardín de los dominicos. Es el más corto de los once obeliscos egipcios de Roma y se dice que es uno de los dos obeliscos trasladados desde Sais, donde fueron erigido durante el reinado (589 a. C.-570 a. C.) de un faraón identificado en diferentes fuentes como Apries, Waphres, Wahibre u Hophra, de la dinastía XXVI de Egipto.

Los dos obeliscos fueron llevados a Roma por Diocleciano, durante su reinado como emperador desde 284 a 305, para colocarlos en el templo de Isis que quedaba cerca. La inscripción latina en la base, elegida por el papa que encargó la escultura para sostener el obelisco encontrado en el lugar, Alejandro VII, dice que simboliza que «...una mente fuerte se necesita para sostener un sólido conocimiento».

La inspiración para esta inusual composición provino de Hypnerotomachia Poliphili («Sueño de Polifilo en la disputa de Amor»), una inusual novela del siglo XV obra, probablemente, de Francesco Colonna. El principal personaje de la novela se encuentra con un elefante hecho de piedra llevando sobre sí un obelisco, y el grabado en madera que lo acompaña en el libro es parecido al diseño de Bernini para la base del obelisco. El curioso emplazamiento del obelisco a través del cuerpo del elefante es idéntico.

La robusta apariencia de la estructura hizo que ganase el apodo popular de Porcino («cerdito») durante un tiempo. El nombre de la estructura con el tiempo se cambió a Pulcino, el equivalente Romanesco (dialecto romano) de un «pollito» o «chica». Esto podría ser una referencia a la comparativamente corta estatura del obelisco o una oscura referencia a la principal organización benéfica de los dominicos de asistir a las jovencitas que necesitaban dotes, quienes hacían una procesión en el patio cada año. Esta última se representó una vez en una pintura local como tres pequeñas figuras con la Virgen María entregándoles monederos.