11. Ponte Fabrizio
El Ponte Fabrizio es el puente más antiguo de Roma, ya que data del año 62 a.C y que, curiosamente, al igual que el año de su construcción, también mide 62 metros de longitud.
Este puente es, junto con el de Cestio, uno de los que une la Isla Tiberina con el Trastévere. Toma su nombre de Fabricio Lucio, supervisor de las vías en la época romana y quien decidió la construcción de este nuevo puente para sustituir el ya existente de madera. Lo más curioso del caso es que a día de hoy se mantiene tal cual se hizo, sin haber sufrido ninguna modificación o restauración. Más de veinte siglos le contemplan.
Es conocido también como el Puente de las Cuatro Cabezas ya que en el balaustre inicial del mismo se puede ver una columna rematada en cuatro cabezas que corresponde a Jano, el dios bicéfalo de las puertas, pasajes y puentes.
Además de ser una preciosa y romántica estampa, el Puente Fabrizio es uno de los rincones con mayor encanto de la ciudad. Tanto desde aquí como en sus alrededores se vislumbra un magnífico atardecer. Nada mejor que pisar uno de los lugares más antiguos de Roma para asistir a un espectáculo como este.
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